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Estimulación Cerebral Profunda: qué es y cuáles son los diagnósticos en los que se utiliza

Miercoles 8 de Junio de 2022

Esta técnica también conocida como DBS, por sus siglas en inglés, se usa para tratar patologías como movimientos anormales, ya sea Parkinson, temblor, distonías; trastornos obsesivos compulsivos, de la alimentación, entre otros. Si bien comenzó a usarse en la década del 50, desde hace diez años aproximadamente el sistema de salud en su conjunto la avala y brinda cobertura. 

 

“La estimulación cerebral profunda es energía, electricidad aplicada a alta frecuencia en un determinado punto del cerebro. Esto hace que un circuito que está funcionando de manera anómala, regularice su situación. La sintomatología del paciente mejora mucho y esos circuitos pasan a funcionar de manera correcta”, explica la neurocirujana Patricia Quevedo (MP N° 28903/0 - Esp. N° 14398), especializada en estimulación cerebral profunda (DBS) y responsable del departamento de Movimientos Anormales del Hospital San Roque, en la capital cordobesa.

La técnica se desarrolló mucho con el correr de los años y hoy en día se aplica en diagnósticos de movimientos anormales -Parkinson, temblor esencial, distonías-, trastornos obsesivos compulsivos y de la alimentación, entre otros. Los especialistas señalan que el campo es infinito y que con los años crecerá cada vez más. “En cada congreso nos encontramos con nuevos trabajos que proponen innovadoras posibilidades de tratamiento”, subraya Quevedo.

 

DBS: cuál es el paciente adecuado y cómo es el procedimiento quirúrgico

De acuerdo con los dichos de la especialista, para llevar a cabo un tratamiento con esta técnica “se necesita un equipo interdisciplinario. Quien crea que la cirugía empieza y termina en el quirófano cae en un error: porque comienza con una evaluación pre quirúrgica, realizada por un equipo multidisciplinario, encabezado por el neurólogo, que utiliza una serie de pautas -estudiadas internacionalmente- para saber qué paciente califica para esta cirugía en función de los potenciales beneficios que se pueda obtener para cada paciente en forma individualizada”.  

En principio, los pacientes ideales son aquellos que tienen entre sesenta y setenta años, con enfermedad de Parkinson, temblor esencial, distonía. En el caso de cada una de estas patologías, tiene que tener determinadas características. “Si a un paciente se lo opera demasiado temprano o tarde en la historia natural de su evolución, probablemente, estemos desperdiciando un método que es excelente, en un momento que no es el adecuado”, detalla la profesional.

Quevedo destaca que una vez decidido que el paciente reúne características para la cirugía, se hace la programación de la misma. En el quirófano participan varias personas, entre ellas, instrumentadores que conozcan la técnica, bioingenieros que colaboran con la planificación y microregistro, radiología y neurocirujanos.

 

Especificidades de la técnica de Estimulación Cerebral Profunda (DBS)

Este tipo de cirugías se realizan, preferentemente, con el paciente despierto. La responsable del departamento de Movimientos Anormales del Hospital San Roque, explica que la técnica consiste en introducir electrodos, a través de un pequeño orificio, que serán testeados durante la cirugía con el paciente despierto para ver si todas las medidas tomadas son las correctas, si el paciente tiene una respuesta adecuada y una mejoría de sus síntomas. También permite saber si, eventualmente, aparece un efecto adverso.  

“Si hiciéramos el procedimiento con el paciente dormido, recién al despertarse nos daríamos cuenta de que, quizás, el electrodo podría haber quedado en una posición mejor y ya no habría posibilidad de corregirlo. Con el paciente despierto sí: es un momento maravilloso cuando uno enciende el electrodo y ve cómo la sintomatología se empieza a anular, la electricidad empieza a aplacar el síntoma. Unos responden en fracciones de segundo, otros necesitan un poquito más de tiempo”, subraya Patricia.  

Luego, cuenta, viene una segunda etapa dentro del mismo proceso quirúrgico, que es dormir al paciente para colocarle una batería a nivel subclavicular. Después de esto, se lo pasa a una sala común y, de no mediar ninguna complicación, se le otorga el alta. “Pasados unos quince días se realiza el encendido definitivo de esa batería, con la configuración que vamos a elegir para cada paciente. Reitero esto: la reversibilidad y la adaptabilidad. Podemos hacer que cada paciente tenga la configuración que necesita para sus síntomas y su patología”.